Versos diversos

Esta página está dedicada a la Poesía
La poesía es una forma profunda e inteligente de explicar lo que nos ocurre, lo que pensamos, lo que sentimos... A veces es triste y a veces divertida. Lo mejor es que, al leer un poema, nos puede pasar lo mismo que cuando escuchamos música: ¡podemos emocionarnos!
Manuel Altolaguirre, nacido en Málaga en 1905, definió la poesía con estas palabras:

La poesía

Tan clara que, invisible,
en sí misma se esconde,
como el aire o el agua,
transparente y oculta;
desierta no, surcada
por pájaros y peces,
herida por los árboles.

Y a ti, ¿cuál de estos poemas te llega a emocionar?

Este es de Federico García Lorca, el autor nacido en Fuentevaqueros (Granada) en 1898 que da nombre a nuestra escuela:

  Canción del arbolé

Arbolé arbolé
seco y verdé.
  La niña del bello rostro
está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.
  Pasaron cuatro jinetes
sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.
  «Vente a Córdoba, muchacha.»
La niña no los escucha.
  Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.
  «Vente a Sevilla, muchacha».
La niña no los escucha.
  Cuando la tarde se puso
morada, con luz difusa,
pasó un joven que llevaba
rosas y mirtos de luna.
  «Vente a Granada, muchacha.»
Y la niña no lo escucha.
  La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.
  Arbolé arbolé
seco y verdé.
 Emilio Prados, nacido en Málaga en 1899, dedicó este poema al farero:

Canción del farero

Desde el balcón más alto
de mi faro,
pesco con caña.
Veinte metros de hilo
y un anzuelo de plata...
Del último arco-iris, recortado
sobre la cartulina de la madrugada,
de limón y de azogue, pica un sargo,
colgándose en la percha de mi trampa.
(Debajo de mi torre
vive otra torre,
con su balcón redondo
y conmigo asomado a la baranda...)
Desde el balcón más alto
de mi faro,
pesco con caña.
Veinte metros de hilo
y un anzuelo de plata...
Juan Ramón Jiménez, nacido en Moguer (Huelva) en 1881, además de escribir Platero y yo, que ahora cumple cien años, nos dejó versos nacidos del corazón de una persona observadora y reflexiva, como este...

Juego

El chamariz en el chopo.
¿Y qué más?
El chopo en el cielo azul.
¿Y qué más?
El cielo azul en el agua.
¿Y qué más?
El agua en la hojita nueva.
¿Y qué más?
La hojita nueva en la rosa.
¿Y qué más?
La rosa en mi corazón.
¿Y qué más?
Mi corazón en el tuyo.

Carlos Murciano es un poeta nacido en 1931 en Arcos de la Frontera (Cádiz) al que le gusta jugar con las palabras y que cuenta con muchos libros dedicados a los niños. Este poema es de un libro que hemos leído en clase, La bufanda amarilla y don Abecedario:

Patricia con P

Patricia pinta un palomo
pillo, panzudo y pequeño:
le pone púrpura el pico,
le pone de plata el pecho.

El palomo de Patricia
se ha posado en el perchero
y ella le peina las plumas
con la punta del pañuelo.

Pronto el palomo pasea,
presumido y postinero,
mientras Patricia se prende
una petunia en el pelo.


Antonio Machado es uno de los poetas más profundos de nuestra literatura. Esto quiere decir que sus palabras llegan donde normalmente no podemos llegar los demás, pues descubre detalles de la vida que se nos escapan. Él los descubría y los convertía en palabras que, recitadas, sonaban como la música. Nació en Sevilla en 1875 y murió en Colliure, un pueblecito de Francia, en 1939. Aquí os dejo algunos de sus poemas más breves, que llamó Canciones:
I
Junto a la sierra florida,
bulle el ancho mar.
El panal de mis abejas
tiene granitos de sal.
II
Junto al agua negra.
Olor de mar y jazmines.
Noche malagueña.
III
La primavera ha venido.
Nadie sabe como ha sido.
IV
La primavera ha venido.
¡Aleluyas blancas
de los zarzales floridos!
V
¡Luna llena, luna llena,
tan oronda, tan redonda
en esta noche serena
de marzo, panal de luz
que labran blancas abejas!
VI
Noche castellana;
la canción se dice,
o, mejor, se calla.
Cuando duerman todos,
saldré a la ventana.
VII
Canta, canta en claro rimo,
el almendro en verde rama
y el doble sauce del río.

Canta de la parda encina
la rama que el hacha corta,
y la flor que nadie mira.

De los perales del huerto
la blanca flor, la rosada
flor del melocotonero.

Y este olor
que arranca el viento mojado
a los habares en flor.
VIII
La fuente y las cuatro
acacias en flor
de la plazoleta.
Ya no quema el sol.
¡Tardecita alegre!
Canta, ruiseñor.
Es la misma hora
de mi corazón.
IX
¡Blanca hospedería,
celda de viajero,
con la sombra mía!
X
El acuerdo romano
—canta una voz de mi tierra-
y el querer que nos tenemos,
chiquilla, ¡vaya firmeza!


Si hay una poeta que vivió y escribió cerca de los niños, esa fue Gloria Fuertes. Pero ella no se conformó solo con hacernos reir con sus versos, sino que denunció con fuerza la maldad de las guerras y la necesidad de vivir en paz:

Sólo tres letras, tres letras nada más,
sólo tres letras que para siempre aprenderás.
Sólo tres letras para escribir PAZ.
La P, la A y la Z, sólo tres letras.
Sólo tres letras, tres letras nada más,
para cantar PAZ, para hacer PAZ.
La P de pueblo, la A de amar
y la Z de zafiro o de zagal.
De zafiro por un mundo azul,
de zagal por un niño como tú.
No hace falta ser sabio,
ni tener bayonetas,
si tú te aprendes bien,
sólo estas tres letras,
úsalas de mayor y habrá paz en la tierra.

Los Juguetes son para Jugar a Jugar (de verdad).
No para Jugar a Matar (de mentira).
Las pistolas (ni de agua).
El revolver (ni de broma).
La escopeta (ni tocarla).
Los juguetes para todo.
Y las armas para nada.

Basta con una mano para matar.
Necesitamos dos para acariciar,
dos para aplaudir,
todas las manos del mundo
para la paz.

Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡QUE TODOS LOS SOLDADOS
SE DECLAREN EN HUELGA!

Si todos los políticos
se hicieran pacifistas
vendría la paz.
Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡Que todos los soldados
se declaren en huelga.
La libertad no es tener un buen amo,
sino no tener ninguno.
Mi partido es la Paz.
Yo soy su líder.
No pido votos,
pido botas para los descalzos
-que todavía hay muchos-.


Cuánto le gusta a Carlos Murciano jugar con las palabras. Él se lo pasa en grande y, cómo no, nosotros también leyéndolo.
Como muestra, aquí tenéis este juego poético de su libro UN AVE AZUL QUE VINO DE LAS ISLAS DEL SUEÑO. Esperamos que os guste.
Sentadito al pie del álamo
miraba el pájaro bobo
cómo se llevaba el río
las lágrimas de sus ojos.

Sentado al pie de las lágrimas
miraba el álamo solo
cómo resbalaba el pájaro
por el río de sus ojos.

Estaba el pájaro triste
sentadito al pie del olmo
(¿o era un álamo?) mirando
las bobadas de sus ojos.

Por las lágrimas del álamo
resbalaba el alibobo
y el río, pajareando,
desamparaba sus ojos.

El pájaro de las lágrimas
preguntaba al río cómo
con el cálamo del álamo
iba escribiendo sus ojos.

El alibobo del río,
quieto en el colmo del olmo,
miraba cómo las lágrimas
daban al mar de sus ojos.

Lagrimaba el boberío
alamando el mirasolo
y el lleva se iba riovando
el pajarar de sus ojos.

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