El creador del Día Escolar de la Paz, que se celebra el 30 de enero en todas las escuelas, nos ha regalado este bonito cuento sobre los valores humanos:
EL PALOMAR
Había
un niño que tenía un palomar en la terraza de su casa, pero no tenía palomas.
Tenía muchas ganas de tener palomas y echarlas a volar como hacían otros
amigos, pero había oído decir que si las palomas no habían nacido en el propio
palomar, entonces se fugaban cuando echaban a volar. Y pensó:
-¿Cómo
puedo hacer para que me nazcan palomas en mi palomar?
Y
de una antigua granja que tenían sus padres cogió una incubadora artificial.
-Bueno,
voy a comprar huevos y los pondré en la incubadora.
Se
fue a una casa de venta de animales y preguntó si tenían huevos de paloma
fecundados. Y le dijeron que no. Y al cabo de recorrer unas cuantas, se
encontró con un vendedor que intentaba ser más listo que los otros. Y le dijo:
-Huevos
de paloma no, pero llévate estos y verás qué bien te van.
El
niño no preguntó más, se llevó aquellos huevos un poco más grandes que los de
paloma y los puso a incubar. Todos los días iba allí a ver si se picaban, hasta
que un día observó ilusionadísimo que se estaban picando. Pero qué disgusto se
llevó cuando vio que no nacieron palomas, que lo que nacieron fueron cocodrilitos.
El niño preguntó en qué se
había equivocado. Y es que, en vez de incubar palomas, puso huevos de
cocodrilo. ¿Qué falló? El no haber puesto las semillas adecuadas para conseguir
los resultados que quería. Si nosotros en nuestra vida sembramos estas semillas
de amistad, no-violencia y paz, el día deseado tendremos el resultado deseado.
Pero si, aunque deseemos la paz, lo que sembramos en nuestra vida son semillas de
violencia, pelea, enemistad, no tendremos paz, pues no tendremos palomitas sino
cocodrilitos.
Lee la entrevista que hicimos a Lorenzo Vidal pulsando AQUÍ.
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