SÁBADO 18 DE ABRIL
La vida siempre se abre paso, hasta en los momentos más difíciles, trayéndonos un rayo de esperanza que nos ayuda a ver la luz al final del túnel.
La vida siempre se abre paso, hasta en los momentos más difíciles, trayéndonos un rayo de esperanza que nos ayuda a ver la luz al final del túnel.
Hoy os vamos a proponer que observéis cómo, de unas semillas que parecían muertas, surgen pequeñas plantas con la promesa de un futuro fruto.
¡¡¡Vamos a preparar semilleros!!!
Algunos compañeros del colegio ya lo han hecho, bien cuando estábamos en el colegio, bien mientras gritaban al mundo ¡Yo me quedo en casa!
Lo primero que necesitamos es, sin salir de casa, buscar semillas: garbanzos, lentejas, alubias, pipas de girasol que no estén tostadas, pepitas de naranja o limón, huesos de nísperos o de aguacate...
Las legumbres y los girasoles, como son plantas herbáceas que solo viven una temporada, germinan y empiezan a crecer muy rápidamente, por lo que os aconsejamos que optéis por ellas los más impacientes.
Los nísperos, aguacates, naranjos y limoneros, como árboles frutales que son, tienen un proceso mucho más lento, pero, a cambio, nos van a dar frutos durante muchos años.
Elegidas nuestras semillas, buscaremos algún recipiente transparente, para poder observar los cambios, que nos sirva de semillero: seguro que en la basura destinada al contenedor amarillo encontramos alguno: hueveras, bandejas de carne o verduras...
Y por último, necesitaremos un material que mantenga bien la humedad que nos sirva de sustrato mientras nuestras semillas germinan. El algodón del botiquín va muy bien, pero puede ser sustituido por papel de cocina, discos de desmaquillar...
Mantenemos el sustrato siempre bien húmedo y, en un par de días, nuestras semillas empiezan a
cobrar vida.
A partir de ahora, debemos estar muy atentos: los cambios se producen con mucha rapidez.
En algo más de una semana, de nuestras semillas han surgido pequeñas plantitas, con raíces, tallos y hojas. Es el momento de trasplantarlas a recipientes con tierra para que puedan desarrollarse con fuerza.
A partir de ahora, debemos seguir regándolas y cuidándolas. Cuando crezcan más, si podemos, las pasaremos a macetas más grandes para que puedan continuar con su ciclo vital: crecer, florecer y dar fruto, del que saldrán nuevas semillas.
Con las semillas de naranjas y limones o nísperos hacemos lo mismo. Si queremos germinar un hueso de aguacate debemos usar un tarro de cristal y unos palillos de dientes para mantenerlo parcialmente sumergido en agua. Debemos armarnos de paciencia, porque pueden tardar varios meses, y esperar a que germinen.
Si lo conseguimos, con el tiempo tendremos unos pequeños árboles plantados por nosotros.
O este níspero, que salió de un hueso que puse a germinar hace ya algunos años y que ahora está cargado de frutos.
Si sale algún arbolito de las semillas que ahora hemos puesto a germinar, os propongo que las llevemos al colegio cuando podamos volver para plantarlos en el jardín.
🙋¡HASTA MAÑANA!🙋
¡Ayuda a vivir a la Naturaleza!
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